30.1.18

Parece barato y fácil, pero ¿es conveniente?

En una estrategia de marketing relacional el mayor logro que pueden obtener las empresas es ganar la confianza de su cliente. Sin embargo a menudo podemos ver ejemplos que consiguen justo lo contrario, muchas veces motivados por la supuesta facilidad y economía de los canales de contacto digitales.

Fuente: contactcentremonthly.co

Que sea barato y fácil no significa que sea conveniente. La frase no es mía, parafraseo a Steven Dennis que hablaba así para referirse al riesgo de usar indiscriminadamente los canales digitales de contacto con el cliente sin tener en cuenta el costo oculto de erosión de la confianza en la marca cuando no se consideran sus necesidades y preferencias. Y es que el número de ocasiones en el que nuestro cliente actual o potencial atenderá nuestros mensajes es limitado y mantiene una relación directa con el interés percibido en los contactos anteriores; cuanto más interés percibido mayor es el crédito logrado para futuros contactos y viceversa.

En la era en la que hablamos continuamente de big data, personalización o marketing de contexto, parece que acertar con el contenido, tono, momento y canal del mensaje está al alcance de unos pocos, pero a veces es suficiente con no cometer errores de bulto que pueden evitarse con muy poco esfuerzo. Traigo aquí dos ejemplos.

El primero se corresponde con una cadena hotelera con un programa de fidelización. Mi experiencia con ellos es buena tanto en cuanto a huésped como a la valoración que tengo de los e-mails que recibo de vez en cuando, por eso me extraño recibir uno en el que me proponían celebrar mi boda en uno de sus salones. He revisado los datos personales que tienen en su base de datos y efectivamente cuentan con mi fecha de nacimiento, y por lo tanto saben mi edad. Después he consultado en el INE la estadística de matrimonios en España por franja de edad en 2016; los correspondientes a la mía supusieron en 2016 solo el 5% del total. Todo esto me ha llevado quince minutos aproximadamente; estoy convencido de que esta cadena tiene algo más interesante que proponerme acorde con las estadísticas sociodemográficas.

La imagen forma parte del e-mail de la cadena hotelera
El segundo se refiere a un mensaje que he recibido en LinkedIn. Es uno de tantos que recibo últimamente de nuevos contactos que tras la aceptación de su solicitud se lanzan a ofrecerme sus servicios sin que haya mediado más palabra. Por supuesto la mayoría de las veces son mensajes prefabricados y ya que los recibo en un lugar (virtual) que se supone sirve para el enriquecimiento profesional mutuo mediante el intercambio de conocimientos y experiencias, de entrada me producen rechazo.

No es que considere pecado usar esta red para lograr nuevos clientes, respeto mucho la profesión de comercial que me parece muy difícil y entiendo que usen todas las herramientas a su alance, pero supongo que hay otras formas de aproximarse a un potencial. El ejemplo que traigo es reciente y especialmente llamativo. Resulta que el servicio en cuestión es una cobertura de servicios médicos y de bienestar para “mis” empleados, y se dirigen a mi como miembro de la dirección de recursos humanos. Vale, quien haya leído mi perfil en LinkedIn encontrará que es cierto que trabajé en recursos humanos pero de eso hace ya más de quince años, y por lo tanto difícilmente tengo algo que decir en la contratación de este tipo de servicios.

Parte del mensaje recibido en LinkedIn



Son solo dos ejemplos de usos incorrectos de canales de contacto supuestamente fáciles y baratos de usar que no son ni lo uno ni lo otro. Si de verdad queremos aprovecharlos en una estrategia de marketing relacional, debemos (todos, del más pequeño al más grande) cuidarlos extremadamente porque de hacerlo mal supone un precio difícil de percibir a simple vista que quizás no nos podamos permitir.

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