500 plabras. Tiempo aproximado de lectura un minuto.
Walmart está en
plena transformación. Lo más visible hasta ahora se refería a su estrategia de
formatos de tienda y canales, pero las últimas declaraciones de su CEO Doug
McMillon amplían el campo de actuación hasta la propia misión empresarial. Sea
por culpa de Amazon, o de los discounters europeos llegando a su mercado de
origen, o por cualquier otro motivo, muchas cosas importantes se mueven en el
gigante del retail.
Los de Arkansas
quieren empezar por la experiencia de cliente garantizando que sea más rápida,
fácil y agradable. Una compra rápida y fácil es muy apreciada por el comprador
de productos de gran consumo, de hecho algunas enseñas logran tener la mejor
imagen en experiencia de compra basándose en estos dos atributos. Está por ver
qué significa una compra agradable, aunque sería una sorpresa que se alejase de
aspectos básicos como el trato, la garantía de stock, limpieza o iluminación.
Lo significativo es que la experiencia de cliente se haya declarado como una
prioridad, y esto puede ser indicativo de una mala posición actual al respecto.
Por supuesto que
la nueva experiencia de cliente incluye también todas las iniciativas
multichannel que Walmart está poniendo en marcha para ponerse al día con el
e-commerce. La lista es muy extensa, pero sirva como ejemplo el programa que
permite a sus empleados convertirse en repartidores de los pedidos online que
busca asimismo una mayor implicación de los propios trabajadores en la mejora
de dicha experiencia.
McMillon también
ha hecho mención en sus declaraciones a cuestiones que ponen a Walmart en el
camino del marketing 3.0: la calidad de los productos (léase productos más
saludables), el medio ambiente y la sostenibilidad social. Con la obesidad
convertida en una epidemia en EE.UU. y la alimentación saludable en la lista de prioridades para un amplio porcentaje de los consumidores, un comprador que exige
compromiso social activo a las empresas (un estudio reciente indica que un 25%
de los compradores americanos han dejado de comprar alguna marca por motivos
políticos), y el pasado salpicado de crisis de reputación corporativa de la
propia marca, esta ampliación de propósitos corporativos parece insoslayable.
Cambiar Walmart
de una manera tan profunda no va a ser fácil ni rápido, por no mencionar los
costes que puede conllevar, pero en Bentonville tienen ejemplos cercanos de
otros gigantes del retail de futuro incierto por no haber sabido cambiar a
tiempo; mirar para otro lado no es una opción.
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