Es muy probable que uno de los términos más utilizados en estos tiempos en
cualquier industria, incluida el retail, sea transformación digital. Parece que
todo cambiará gracias a las tecnologías digitales, pero, en concreto, ¿cómo
cambiará la relación con los clientes?
Los contactos se harán más frecuentes y diversos. Los nuevos canales
digitales no han venido a sustituir a los anteriores sino a completarlos
ampliando y diversificando los puntos de contacto entre las marcas y sus
clientes. Se amplían los momentos de contacto (línea abierta 24x7) pero también
los tipos de contacto a lo largo del customer journey en un sistema de
omnicanalidad en el que el comprador salta de un canal a otro según su
conveniencia y espera que la marca le acompañe en su recorrido.
La experiencia de cliente será más integrada, tecnologías asociadas al
comercio unificado (unified commerce) permitirán superar la visión parcial y
distorsionada que actualmente muchas marcas tienen de sus clientes. Su respuesta será mejor porque sabrán en qué momento se encuentra el
comprador, de donde viene (de qué momento y de qué canal) y presumiblemente cuál
será su próximo paso, lo que facilitará proporcionar la respuesta que el
comprador necesita en ese preciso momento (experiencia más consistente), y
también será mejor porque evitará que el comprador sea tratado como si fuese
una persona diferente en función del canal de contacto o de compra (experiencia
más coherente).
Las marcas elevarán su capacidad de ofrecer respuestas altamente
personalizadas. Gracias al crecimiento en cuanto a información del cliente, la
personalización superará la fase actual, basada en las características del
comprador, y se referirá a las necesidades del mismo en cada ocasión haciendo
posible ganar los micromomentos de marketing en una estrategia de marketing de contexto.
La experiencia de cliente también se enriquecerá con nuevos contenidos y servicios que la harán más conveniente (más rápida, más cómoda, más fácil) y
excitante. De esta forma la experiencia de cliente ganará importancia en la
estrategia competitiva de los retailers, que dispondrán de un nuevo campo de
diferenciación más allá del producto y el precio. Las nuevas tecnologías invadirán
la sala de ventas, pero también transformarán los sitios web, el canal móvil
(que tendrá una relación simbiótica con la propia sala de ventas) y otros
canales de contacto.
Por último, la relación se hará más segura. Las nuevas tecnologías permitirán
responder a la creciente demanda de seguridad en las transacciones y privacidad
de los compradores. Los retailers se verán obligados a ganar la percepción de seguridad de sus clientes como condición para mantener su confianza. Como contrapartida
estos les premiarán adoptando nuevos servicios más convenientes también para
las empresas, como por ejemplo las nuevas modalidades de pago.
Si nos paramos a pensar, no nos faltarán ejemplos que reafirmen estos
cambios. No se trata de ideas o proyectos inmaduros, se trata de una nueva
realidad que marca una exigencia insoslayable para no acabar fuera de juego.
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