12.2.19

El delicado equilibrio del sistema Scan & Go


En el esfuerzo por mejorar la experiencia de compra haciéndola más conveniente, bastante retailers han adoptado el sistema scan and go para ahorrar tiempo de sus clientes en la línea de cajas. Walmart lo probó y abandonó debido a su baja penetración entre los clientes, aunque estos días es noticia la confesión de su antiguo responsable que atribuye al incremento de la pérdida la decisión del gigante americano.


Sorprende que un antiguo directivo hable tan francamente sobre su trabajo en una de las mayores empresas del mundo, sobre todo si es para contradecirla, pero no sorprende el aparente motivo que causó el final de la experiencia; es muy probable incluso que los dos motivos sean ciertos porque adoptar el sistema scan & go encierra riesgos y dificultades que lo convierten en un proyecto complejo.

A simple vista el atractivo para el cliente es evidente. Saltarse la cola a la hora de pagar es una posibilidad que la mayoría de los compradores están dispuestos a probar, sobre todo entre los más jóvenes y en compras reiterativas como reporta emarketer. Así que muchos retailers en base alimentaria están experimentando con el sistema, o incluso extendiendo por su red de tiendas. Pero su adopción no puede hacerse a la ligera ya que requiere encontrar el punto de equilibrio entre la mejora de la experiencia de compra y el necesario retorno a la inversión, aunque sea a medio plazo.

El riesgo económico del proyecto no se encuentra en la inversión necesaria para el desarrollo de una nueva tecnología que está disponible a un precio bastante asequible. Tampoco la inversión en hardware es alta a condición de que el sistema se ofrezca solo para smartphones en el que es el propio comprador el que la soporta mediante su smartphone (eso sí, la contrapartida será una baja penetración que como mucho alcanzará el 5% de los clientes, mucho menor que la esperable cuando el sistema se basa en dispositivos ofrecidos por el retailer). El principal riesgo económico es el del aumento de la pérdida hasta un nivel que no pueda ser compensada por el aumento de la cuota de bolsillo de los usuarios del sistema o la mejora de productividad.

Los sistemas scan & go modernos incorporan un sofisticado modo de prevención de la pérdida sustentado en algoritmos que determinan qué carro debe pasar el control al llegar a la caja. El algoritmo está basado en los resultados de controles anteriores y en el comportamiento en esa compra en concreto, pero sus parámetros son modificables por el retailer. En este punto es donde hay que encontrar el equilibrio; cómo mejorar la experiencia de compra en la dirección y en los niveles que el comprador demanda manteniendo la pérdida bajo control.

Es un equilibrio delicado, si se quiere mantener el control se corre el riesgo de incumplir la propuesta de valor y un cliente que perciba que hay demasiados controles dejará de usar el sistema porque no le compensará la tarea de ir adelantando el escaneo de los productos, amén de que pueda sentir que la confianza que la empresa le demuestra no está a la altura de la suya para con ella (no hay que olvidar que la mayor parte de los usuarios serán clientes fieles a la enseña) con el consecuente riesgo de pérdida de cliente, justo el efecto contrario al deseado, un fiasco.

Es muy probable que el Scan & Go se siga extendiendo porque el sistema de pago en caja tradicional es un punto de dolor que el comprador está deseando evitar y los retailers ya están convencidos que deben atacar si quieren ofrecer una experiencia de compra claramente mejorada, pero su extensión no será rápida porque el proceso de aprendizaje, ajuste y convencimiento organizativo llevará su tiempo. Será un proceso similar al que se llevó con las cajas de autopago que ahora empiezan a extenderse y ya dominan en mercados como el británico, y a la espera de comprobar si los esfuerzos de los líderes mundiales por contar con una tecnología similar a la de Amazon Go dan sus frutos, si es así todo esto estará de sobra.

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