500 palabras. Tiempo estimado de lectura un minuto.
Estoy preparando
un post sobre el reciente acuerdo entre Auchan y Alibaba en China y su potencial
trascendencia para el retail alimentario mundial, y he pensado que para
entenderlo mejor antes hay conocer y comprender qué es y cómo funciona el
marketing de contexto, algo sobre lo que ya escribí tiempo atrás.
El mensaje
adecuado, para la persona adecuada, en el momento adecuado mediante el canal
adecuado. Esta frase resume la esencia del marketing de contexto, una vieja
aspiración a la que nos vamos acercando gracias a los avances tecnológicos,
aunque todavía son pocos los que pueden afirmar que lo practican.
El marketing de
contexto puede ser considerado un estadio altamente avanzado del marketing
relacional que tiene su origen en el marketing segmentado y las técnicas y
herramientas del marketing directo, pero que cuestiona directamente su validez
en estos momentos. En efecto, la idea que sostiene el marketing de contexto es
que ya no es suficiente la personalización basada en las segmentaciones tradicionales, y que una experiencia de cliente verdaderamente
satisfactoria pasa por una personalización de la interacción con cada cliente
en cada punto de contacto con la marca.
Lo trascendental
del cambio es que la personalización se hace máxima en un doble sentido: cada
persona en cada momento. Esto es, admitir que las necesidades varían en función
del momento de contacto y del contexto, y que en un mismo momento de contacto
las necesidades de cada persona difieren. A pesar de lo radicalmente atractivo
que suena todo esto, conviene pensar que antes de lanzarnos a conquistar este
nuevo horizonte del marketing, debemos prepararnos para un camino largo.
Lo que
necesitamos poner primero en la mochila es un conocimiento exhaustivo de
nuestros clientes, y eso significa datos, algoritmos y modelos que los
transformen en información y conocimiento. La información que tengamos de nuestros clientes
no se referirá solo a sus características según las variables clásicas, sino
que importan cada vez más conocer su comportamiento concreto en las múltiples
ocasiones de contacto (los canales digitales como la web o la aplicación para
móviles son de enorme utilidad) y otros datos que nos expliquen los motivos de
su comportamiento (por este motivo cada vez son más las compañías que cosechan datos
de sus clientes de otras fuentes como redes sociales o partners).
En segundo lugar
debemos realizar un esfuerzo por conocer el mapa de contactos de nuestros
clientes con nuestras marcas, y entender qué buscan y cómo se comportan en cada
uno de esos contactos. Una visión de la relación con el cliente limitada al proceso
transaccional empobrece las posibilidades de satisfacción y por lo tanto de
fidelización.
Es necesario
desarrollar capacidades de respuesta inmediata ante la demanda de un cliente en
cualquier momento y circunstancia de contacto, lo que implica no solo saber
cómo responder, sino también haber generado automatismos de respuesta y un
abanico de canales de contacto que faciliten entregar esa respuesta de
inmediato y de la mejor manera posible.
Solo cuando
tengamos estos recursos podremos empezar a plantearnos cómo hacer evolucionar
nuestras actividades actuales hacia un horizonte de marketing de contexto; pero
de eso se ocupará el siguiente post.
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